2013/11/05

La cuestión social

Hace muchos años, seguramente demasiados, alguien me explicó que la gran aportación de la izquierda abertzale a este país había consistido en aunar lucha nacional y lucha social, en el camino hacia una Euskal Herria (por entonces Euskadi) libre y socialista. Hoy en día, después de todo lo que ha llovido, esa aportación histórica debe ser alimentada de forma permanente, porque sobre estas cuestiones, más que las declaraciones puntuales, cuenta la dinámica diaria.

Bien está platicar sobre el proceso, el derecho a decidir, la territorialidad, la historia y asuntos semejantes. Nos va mucho en todo ello. Pero no podemos olvidar que el país atraviesa una complicada situación económica, con unas altas tasas de desempleo y un goteo de cierres de empresas, EREs y conflictos laborales que se reflejan todos los días en los medios de comunicación.


Es verdad que existe un sindicalismo directamente emplazado a hacer frente a todo ese catálogo de problemas. Pero el sindicalismo, por sí solo, no dispone de todas las herramientas precisas para acometer un cambio estructural que posibilite un salto cualitativo para la clase trabajadora vasca.

Es más necesario que nunca un empuje desde la política, en su caso desde las propias instituciones, para que el panorama social manifiestamente mejorable que padecemos tienda a cambiar, a transformarse. Y no estoy hablando de reformas fiscales profundas, que también serán necesarias, por supuesto, sino de alimentar un discurso alternativo a lo conocido. Un discurso que hable de cambios de modelo, de profundización en las medidas sociales, de justicia social real y verdadera, de caminar hacia una sociedad más igualitaria. En definitiva, de una alternativa ambiciosa al capitalismo neoliberal imperante.

Foto: sareantifaxista.blogspot.com
No se trata de poner el acento en la lucha social exclusivamente, dejando arrinconada la preocupación nacional, sino de buscar un equilibrio entre las dos caras de la moneda. Un equilibrio que va a ser obligatoriamente inestable, con etapas en las que se ponga más empeño en el aspecto nacional de la ecuación y otras en las que prevalezca el aspecto social, que complementa la totalidad transformadora de la izquierda abertzale.

Al hilo de estas reflexiones, hay que señalar que en estos días se está hablando mucho de las posibles coaliciones a las próximas elecciones al Parlamento Europeo a celebrar en 2014. Como aporte previo, habría que analizar qué representa ese foro dentro de la Unión Europea y qué papel debe jugar en él una izquierda consecuente, si es que tiene que tomar parte en el juego. El debate Unión Europea sí o no sigue sin resolverse en muchos ámbitos, no solo en Euskal Herria.

Una vez realizado ese análisis, sería el momento de establecer alianzas, dados los límites que representa la circunscripción única de los comicios. Realizar una declaración de intenciones, tomando por aliadas a las izquierdas soberanistas y revolucionarias del Estado español, a semejanza de la anterior Iniciativa Internacionalista, puede dejar a algunos sectores muy satisfechos, pero limitar el resultado final en votos. Priorizar tan sólo éstos, haciendo ententes con partidos de mayor dimensión como ERC o BNG puede acarrear un gran resultado conjunto, pero también un deslizamiento hacia posiciones de centro izquierda que no casarían muy bien con el espectro mayoritario de la izquierda abertzale presente en Bildu y Amaiur.

En ambos frentes, el de la crisis económica y social que nos atenaza y en el referente al proyecto europeo se necesitan más que nunca alternativas que planteen modelos distintos a los actualmente vigentes. Modelos que pongan en cuestión las claves y los desarrollos que nos quieren imponer desde el poder y sus aledaños institucionales y mediáticos.

1 comentario:

  1. Venga hombre, de verdad os creéis eso que dices de que la “gran aportación de la de la izquierda abertzale a este país ha consistido en aunar lucha nacional y lucha social”?
    No me hagas reír. Algunos sectores –más bien algunas personas y en determinadas circunstancias- han tomado algunos elementos, más bien retóricos, de la dialéctica marxista para incorporarlos a su discurso, pero en ningún caso su espíritu. La IA tiene lo de la Izquierda, como el PSOE lo de Obrero, ni más ni menos. Siempre ha pactado y ha vinculado su actuación a determinadas causas que en nada tienen que ver con lo social, sino en clave y beneficio estricto de sus propias políticas de confrontación, de sus estrategias político/militares –presos, conflicto armado, soberanismo, etc-, así que venir ahora a preguntarse si deben o no concurrir coaligados con otras fuerzas de izquierdas que pueden pecar de “rojo clarito” (o de “socialdemócratas” en tus palabras), es que me entra el descojono. Remilgos de monjas a estas alturas de la película, la IA como el bastión de ortodoxia marxista!!!!! Es que no sé si es para reírse o para llorar: me recuerda a los del PSOE cantando la Internacional, a mofletudos y adiposos señores levantando el puño invocando a “la famélica legión”. Que me entra la risa floja, vaya.

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