2011/06/30

Separatistas

¡Mueran los separatistas! era una exclamación muy conocida en la infancia. Era un grito de guerra de los falangistas referido a los vascos. En aquellos tiempos, claro está, la coalición Bildu no existía. Ahora que existe, los separatistas son ellos.

Hablamos de cultura, de capital cultural, de Donostia. Y hablamos, no porque a mí me vuelva loco el invento de la capitalidad, que va a ser que no, sino por los derivados político-mediáticos de la historia. Y hablando de cultura, habrá que recordar que en la autodenominada piel de toro, sí, la misma de la Enciclopedia Alvarez, persiste una cultura soterrada, intransigente, antivasca, que aflora en momentos puntuales, con gritos contra los jugadores del Athletic o la Real en esos campos de la meseta o a la hora de otorgarle a Donostia la capitalidad cultural.

Es una cultura made in Millán-Astray, primitiva, sedicente, que ahora se ha puesto por montera el ex ministro y actual alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, acompañado en el tercio de varas por la ministra y ex alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar. Resulta que un jurado internacional, con seis representantes nombrados por el Ministerio español de Cultura, ha designado a la capital donostiarra como ciudad cultural europea 2016. Por méritos propios y a pesar de contar con un alcalde de Bildu, elegido por la mayoría de los ciudadanos del municipio, por cierto.

Resulta que Belloch y Aguilar, apostaban por sus ciudades para semejante honor. Resulta que sus compañeros del Ministerio de Cultura se han pasado sus presiones, que, conociéndolos, habrán sido de peso, por la entrepierna. Resulta que estos dos políticos de segunda fila no saben perder y mezclando impunemente churras con merinas, intentan ahora que se repita la votación para salvar sus mezquinos intereses.

Como no disponen de argumentos, utilizan la frase gruesa contra Bildu, Donostia y Euskal Herria en general. No pueden aceptar que en una movida organizada por España gane una ciudad vasca. Su subconsciente les delata. Es igual al odio profesado por tantos españoles al Barça, al que no consideran equipo español. Llevan razón, no lo es, al igual que Donostia no es España. Pero en el pecado llevan la penitencia, porque en lugar de aplaudir la nominación, argumentando que Donostia será en 2016 el rompeolas de España, como hace el aristocrático "Abc" todos los años, se emperran en denigrar un proceso en el que Donostia ha logrado superar a la Córdoba del Califato y la Mezquita y a la Zaragoza de la Pilarica y Agustina de Aragón. Ahí es nada.

Tienen tan bajo nivel, disponen de mecanismos mentales tan poco desarrollados, que desprecian a compañeros de partido como Odón Elorza, artífice de la nominación. Lo único que les mueve es el ardor guerrero que abraza a "La Roja", "La Rojita", el flamenco, los toros y Fernando Alonso como estandartes de la patria española una e indivisible.  Una patria decadente, la España de Frascuelo y de María que describiera con su acerada pluma Antonio Machado.

Al final, cuando el alcalde independentista de Donostia acude a Madrid a defender la candidatura donostiarra, al llamado Museo del Traje, acompañado del ex alcalde Elorza, en un acto de convivencia cultural y política digno de aplaudir, ellos se retratan como los separatistas que son. Bildu no es sino la disculpa de su profundo rencor contra lo vasco, contra el euskara, contra un pueblo que no es el suyo. ¿O acaso temen que para 2016 Donostia sea la capital cultural de una Euskal Herria soberana?

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