2011/06/06

El dilema de Aralar

Jon Abril, Aintzane Ezenarro y Oxel Erostarbe
Aralar nació del seno de la izquierda abertzale, concretamente de Batasuna, hace diez años. De corriente de opinión pasó a conformarse como partido político. Simplificando, la principal diferencia que entonces mantenía con el resto de la IA radicaba en la distinta valoración sobre el papel de la lucha armada. Ya sé que habría que matizar mucho todo esto, y afinar más en el diagnóstico, pero no es el momento, ni tenemos espacio para ello.

Tras estos diez años de andadura, Aralar se ha conformado como un espacio político propio, con sus propias señas de identidad. En el partido militan personas que anteriormente no habían tenido nada que ver con Batasuna. Diríamos, a brocha gorda, que se ha situado entre el PNV y la IA, pero reivindicando su pertenencia a una amplia visión de la izquierda abertzale. Como una sensibilidad específica de ésta.

En el repaso que estamos realizando en Azogeak a los últimos comicios y a las principales fuerzas políticas presentes en ellos, el caso de Aralar está presidido por el dilema. Los mismos dirigentes del partido han reconocido lo limitado de los resultados (salvo el papel de Nafarroa Bai 2011) y la necesidad de una reflexión profunda de cara al futuro. Lo cierto es que la apuesta central de Aralar, de hacer política de izquierda abertzale sin "contaminación" de lo que se conoce periodísticamente como "el entorno de ETA", ha resultado fallida. Ha funcionado de forma discreta mientras la IA no disponía de una plataforma legal para acudir a los comicios, y se ha venido abajo cuando ha surgido esta plataforma, que en este momento se llama Bildu.

Con un puñado de concejales y una sola juntera en la CAPV, Aralar roza su desaparición institucional, y corre el peligro de convertirse en una fuerza exclusivamente navarra (de Nafarroa Garaia), bajo la denominación electoral de NaBai (junto a PNV e independientes). Por lo tanto, se encuentra ante un dilema estratégico fundamental. O se mantiene como partido en Hego Euskal Herria, con un importante desequilibrio entre la CAPV y la CFN, alimentando su dimensión nacional gracias a su relación preferente con Abertzaleen Batasuna, o comienza un proceso de convergencia con la principal referencia de la IA, que es Bildu y sus 315.000 sufragios.

En este momento parecen existir partidarios de ambas opciones en el seno de Aralar. Son ellos y solo ellos quienes deben decidir sobre la decisión a tomar, aunque Bildu puede hacer guiños a esa segunda opción, como ya lo ha hecho en el caso de Gipuzkoa, con la invitación a colaborar en el futuro gobierno foral. Podría ser el inicio del deshielo.

Todos sabemos que las diferencias ideológicas no son insalvables, que seguramente muchos independientes de Bildu guardarán más diferencias con gentes de EA que de Aralar, pero no se puede obviar el peso de la escisión. Ha habido periodos de inexistencia de relaciones entre ambas "sensibilidades", se han dado enfrentamientos en determinados pueblos, roces personales y toda la suerte de miserias asociadas a una ruptura entre quienes fueron compañeros de formación.

Nos encontramos en el arranque de un nuevo ciclo político, en el que una nueva cultura debe prevalecer sobre la cultura política viejuna y enquistada que tantos dolores de cabeza ha producido. En la búsqueda de la hegemonía política (no confundir con dominio) de la izquierda soberanista en el campo abertzale, puede jugar un papel importante la incorporación o no de Aralar a esa confluencia de fuerzas sancionada como gran alternativa al PNV por el electorado. Es el dilema de Aralar.

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1 comentario:

  1. Anónimo11:35 a. m.

    Soy votante de Aralar (antes EE) y pienso que este partido no debería tener prisa en acercarse ni a Bildu ni a nadie. Los ciudadanos que creemos en una izquierda democrática estamos tan acostumbrados a no ver a a nuestras siglas en el poder como a ser pequeños. Si Sortu demuestra que son en verdad izquierdas y demócratas, tiempo habrá para acercarse, o, simplemente, para votarles. Yo creo que eso llegará, pero no se si en cuatro o más años.

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