2011/03/07

Indicios de persecución

Los autos de la Abogacía del Estado y la Fiscalía han aportado indicios de que Sortu es heredero de Batasuna, y que por tanto ese partido no puede ser legalizado. Resulta tan burdo lo que dicen, que recuerdan las verdades de Pero Grullo. Argumentos tan sólidos como que en la presentación efectuada en el palacio Euskalduna de Bilbao estuvieron presentes antiguos dirigentes y militantes de Batasuna es impecable, sino fuera porque también asistieron a la misma dirigentes de PNV, EA, Alternatiba o Ezker Batua, así como responsables de varios sindicatos, periodistas, jueces, profesores de universidad, todos ellos invitados por el organismo Lokarri, que no parece haya sido creado por el complejo ETA/Batasuna, hydra de siete cabezas que tanto rendimiento ha dado a Gobiernos, jueces y asociaciones de víctimas en estos últimos años. Indicios sí que los hay, pero son indicios que apuntan a una persecución ideológica contra lo que representa la izquierda independentista en este país.

He apuntado el argumento de la presentación de los estatutos, como ejemplo para describir el escaso nivel del escrito de la Fiscalía, que afirma que ese espacio ideológico aspira a "mantener su presencia pública y participar en las elecciones", dos gravísimos delitos en cualquier democracia homologada. Si no fuera porque están en juego derechos básicos de la ciudadanía, hablaríamos de una jerigonza española, una más de las que acostumbran a protagonizar periódicos, políticos y funcionarios varios, para mayor escarnio internacional. Y es que un político tan poco sospechoso de pertenecer al complejo ETA/Batasuna, como el alcalde de Donostia Odón Elorza, defiende la legalización de Sortu y habla de "juicios de valor" y "especulaciones" en el escrito de la Fiscalía. ¿Le acusará ésta de connivencia?

El tronco principal de la izquierda abertzale lleva unos cuantos años ilegalizado, y pese a ello mantiene su presencia en la política vasca porque responde a las demandas políticas de un amplio sector de la ciudadanía. No es un capricho de cuatro mentes calenturientas que un buen día deciden crear una corriente política determinada como si fuera un proyecto de laboratorio, sino que se ha forjado durante muchos años, desde el más oscuro franquismo hasta la actualidad. Esa parte troncal de la IA ha protagonizado un extenso debate en el que se ha decidido que a partir de ahora la lucha por la independencia y el socialismo se desarrollará por medios pacíficos y democráticos, tanto en lo ideológico y lo institucional como en la calle, con las masas populares de este país. La IA no se esconde, no trata de camuflarse. Ha hecho los deberes con nota y debe ser legalizada sin más demora.

Esa es la realidad de los hechos que ni Abogacía ni Fiscalía quieren reconocer, porque en ese caso sus recursos sobrarían y Sortu sería legal sin necesidad de acudir a los tribunales. El Gobierno de España, el PP y los medios de comunicación saben perfectamente que eso es así. Que el proceso es irreversible, que no tiene marcha atrás, pero en lugar de otorgarle su placet, se enrocan en el no y no y no. Incluso se atreven a exigir nuevas condiciones, en una carrera paranoica que parece no tener fin, tal vez queriendo sembrar la discordia entre la base social abertzale.

La altura de los políticos se mide en las grandes ocasiones. Esta es una de ellas. De entre las filas del PSOE tan solo se han desmarcado de la posición oficial unas pocas voces, entre las del PP tan solo una. El resto, en un ejercicio de cerrazón digno de mejor causa, siguen viendo gigantes donde solo hay molinos de viento. Pobre cosecha si tratamos de evaluar la calidad democrática de los dos principales partidos del Estado español.

Al final, por duro que parezca escribirlo, se vuelve a demostrar que lo que preocupa en Madrid no es el ejercicio en sí de la violencia, como han insistido en proclamar desde siempre, sino las ideas independentistas que subyacen en este conflicto. Parece preferir una situación de lucha armada de baja intensidad, con un frente político maniatado legalmente a un escenario en el que un bloque soberanista de amplio espectro dispute pacíficamente la hegemonía política en las urnas y en la calle al resto de opciones. Esa es la rastrera longitud de onda en la que se mueven en la capital española.

Beste iritziak:

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