2009/03/02

Una foto borrosa... y preocupante



La foto que ha salido este domingo de la cámara digital de la CAPV es una instantánea borrosa, que marca tendencias, pero que no puede reflejar, ni de cerca, la realidad social de los tres territorios que dice representar. Y el motivo principal es que de los 1.776.052 ciudadanos con derecho a voto, un total de 634.833, nada menos que el 34,21%, no lo ejerció, lo que produce un efecto distorsionador evidente. Si lo sumamos al producido anteriormente por la ilegalización de las candidaturas de la izquierda independentista, que hasta el mismo Madrazo, en su sollozo nocturno, reconoció por fin, nos delimita un panorama institucional muy deficiente.

Ahora bien, el que esto sea así, no impide que el mundo siga girando alrededor del sol. Es decir, las instituciones, pese a lo borroso de la foto, van a seguir funcionando. Comenzará el análisis de resultados, las dimisiones, las deserciones, las conversaciones entre rivales y enemigos, y, al final, un gobierno autonómico más o menos representativo de ese parlamento viciado de origen. El parlamentarismo, las democracias formales, van así, guste más o menos, y no vamos a entrar ahora en disquisiciones sobre el particular.

Tras este prólogo obligado, hay que decir que el ganador de estas elecciones ha sido el Sistema, como tal, con todos sus complementos que se quieran. La pugna se ha librado entre dos buenos representantes del mismo, PNV y PSOE, con un tercer integrante aventajado, el PP. Ninguno de ellos hará ascos a unos resultados cosechados mediante unas elecciones trucadas, ni tampoco van a recibir castigo alguno por ello. Al contrario, tendrán su recompensa. De UPD y lo que representa, mejor no hablar.

Tras estas elecciones, la CAPV, y por extensión Euskal Herria, es más estable, más institucional y menos rupturista y alternativa, eso es evidente. A ello contribuyen los votos de los tres partidos hegemónicos, pero sobre todo los descalabros de EA y EB y la pérdida de apoyos de la izquierda independentista. Pese a lo borroso y forzado de la foto, hay algunas líneas fundamentales que se pueden reconocer a la hora de realizar un retrato. Por ejemplo, hay que decir que la candidatura legal que hizo más énfasis en la independencia y el soberanismo, Eusko Alkartasuna, casi ha desaparecido del mapa parlamentario y ha entrado, desde ya, en una crisis interna de díficil solución. Por su parte, la candidatura que más se reclamó de la izquierda -tras cuatro años en el Gobierno-, Ezker Batua, ha sufrido un descalabro parecido, y al igual que EA, ha visto como su líder no ha conseguido el acta de parlamentario.

En cuanto a la izquierda independentista, ilegalizada por el Estado y ninguneada por los medios, ha logrado sumar algo más de cien mil apoyos, que restados los nulos técnicos se quedarían en algo menos, lo que supone ceder alrededor de un tercio de los obtenidos en 2005 bajos las siglas de EHAK, que tampoco eran las propias. Es cierto que en las condiciones en que ha tenido que funcionar, prácticamente de clandestinidad, es un resultado apreciable y valioso en sí mismo, pero no debemos tampoco engañarnos. Una parte significativa de la base de la izquierda independentista no ha seguido la consigna del voto a D3M, por considerarlo poco útil en esta situación, optando por la abstención. Además, parece evidente que también ha habido un desvío de voto hacia Aralar y, en menor medida, el PNV. Factores como el cansancio que acarrea una fórmula de voto tan atípica -oficializada como nula- y la pérdida de expectativas sobre nuevo proceso de diálogo/negociación, tras el cierre en falso del último de Loiola, habrán contribuido, cada uno en su medida, a ese distanciamiento respecto de la línea de la izquierda independentista. Un escenario preocupante y que está pidiendo una seria reflexión en ese ámbito.

Otra cuestión a tener en cuenta es que Aralar ha doblado sus resultados de 2005, alcanzando los 62.000 apoyos. Este hecho supone la consolidación de este partido en la CAPV, más allá de su origen alto navarro. Es cierto que ha jugado con ventaja, dado que la izquierda independentista histórica está ilegalizada, pero también lo es que ha sabido salir adelante con unos candidatos de escasa trayectoria, salvo la parlamentaria Aintzane Ezenarro, y con la dificultad añadida de la existencia de una clara tendencia al voto útil hacia la candidatura de Ibarretxe. La fórmula de izquierda abertzale cómoda, sin problemas y modernilla, ha dado sus frutos, pese a las gruesas palabras de Zabaleta.

Dejo para el final la incógnita sobre quién será el próximo lehendakari. En estas circunstancias, me es indiferente que lo sea Ibarretxe o López. Es mucho más lo que les une que lo que les separa y sospecho que ahora mismo se estará sopesando en ambos mundos la posibilidad de un gran acuerdo entre las dos sensibilidades autonomistas, reforma del Estatuto de Gernika incluida, para estabilizar la situación durante unos cuantos años. Es lo que le conviene al PSOE, y parece ser, al PNV, que se ha quedado sin gasolina soberanista hace ya demasiado tiempo. Creo que el salto en el vacío de Patxi López a Ajuria Enea, con el apoyo de PP y UPD, es una operación demasiado arriesgada para un timorato como Zapatero. El acuerdo, del tipo que sea, entre PNV y PSOE, es la mejor apuesta para el Sistema, que es a fin de cuentas de lo que se trata.

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