2008/09/01

"On verra"

Efe

Salió cumplidos los cincuenta de la cárcel de Martutene el preso político independentista Arnaldo Otegi Mondragón. Fue el sábado 30 de agosto, como se había anunciado con bastante antelación, lo que hizo que numerosos medios de información y desinformación, que de todo hay, destacasen efectivos hasta el barrio donostiarra.

Otegi, pese a que existe una sana tendencia en el independentismo a igualar a todos, no es un preso cualquiera. Todos los presos políticos vascos son importantes, desde luego, pero Otegi guarda en su persona un plus, que nadie puede ignorar. Ha participado en conversaciones y en diálogos, ha sido portavoz de muchos miles de compatriotas independentistas y precisamente por ello ha estado encarcelado quince meses. No tengo ni idea de las intenciones que guarda sobre su futuro personal, tal vez ni él mismo las conozca a día de hoy. También desconozco las intenciones del poder político-judicial español y cómo jugará sus distintas bazas represivas, que suman cuatro procesos diferentes. Lo que sí puedo decir es que Arnaldo Otegi Mondragón es necesario para el encauzamiento de un proceso político que supere el actual marco. Solemos decir que nadie es imprescindible pero que todos somos necesarios. En ese sentido afirmo que Otegi es necesario, aunque sé que muchos piensan incluso que es imprescindible.

Él no dijo nada nuevo al salir de la prisión y abrazarse a familiares y amigos, simplemente hizo un somero análisis de la situación, que desgraciadamente sigue estancada, idéntica a la que existía el día que el dirigente independentista entró en la cárcel. Habló de diálogo, de negociación y de setecientos presos. Un buen resumen.

No seré yo quien contribuya a la confusión reinante, que diría Bergamín. Este pueblo no se merece más confusiones, ni barullos. Lo que se merece es un grupo de políticos serios y eficaces que le llamen a las cosas por su nombre y pongan fin a tantos años de sufrimiento. La izquierda independentista, pese a haber sido descabezada y semiclandestinizada bajo el mandato de Rodríguez Zapatero, cuenta aún con el suficiente capital político para desenredar la situación. Queda por ver si el resto de agentes, especialmente el PSOE y el PNV, están por la labor.

Quiero pensar que todavía hay tiempo y lugar para una nueva oportunidad, pese a las necias palabras de José Blanco, vicesecretario general del PSOE. El corazón me pide un canto a esa esperanza, pero la cabeza me responde que es tarea imposible, al menos por el momento. On verra.

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