2007/11/25

Hobetuz como síntoma

La denuncia realizada por los sindicatos ELA y LAB con respecto al instituto para la formación continua Hobetuz son el mejor diagnóstico realizado últimamente sobre la verdadera política del Gobierno Ibarretxe. Por una vez nos encontramos con una postura coherente frente al ninguneo de una Administración autonómica autista, que tan sólo piensa en la supervivencia de sus privilegios de casta.

Al Gobierno Ibarretxe no hay por dónde cogerlo, dadas sus inconsecuencias e incoherencias. Un Gobierno diezmado por las disputas, que se permite pactar las diferencias entre partidos, como en el caso del TAV, y que es absolutamente incapaz de liderar, siquiera al tercio occidental de este país. Están basando toda su política en dos fantasmas: el del procesamiento al lehendakari, que quedará en agua de borrajas, y el de la consulta del 25 de octubre, que también quedará abortada por falta de energía que la impulse.

Se baten en retirada de todos los frentes y encima su particular impostura ya no causa asombro, por repetida. Los discursos de supuesta firmeza de Miren Azkarate dan risa, las acometidas por la izquierda de Madrazo producen hilaridad y el corte de voz de Azkarraga para el fin de semana da lástima. Eso es todo lo que hay.

Por lo tanto, la digna decisión sindical debe ser aplaudida y extendida a otros ámbitos. Que se queden solitos, guarecidos en su chiringito autonómico, que sigan intercambiando cromos con el PSOE, presupuestos aquí o allá por medio, y dejen de intentar dar miedo a Madrid con muecas oxidadas.

Este debe ser un tiempo dedicado a la construcción (o mejor reconstrucción) nacional, no a los apaños de Ibarretxe, Urkullu, Egibar y compañía. No dan más de sí, están infectados de comodidad y carecen totalmente de alma abertzale o cosa que se le parezca.

Es hora de sacar la cabeza del cubo de basura que nos ofrece Madrid y levantarla hacia Europa, hacia Escocia y Kosovo, hacia las naciones que quieren ser de verdad plenas. Basta de comunidades de regantes y asociaciones filatélicas teñidas de nacionalismo light. Hay que dar un puñetazo encima de la mesa y decir: ¡Aquí estamos los baskones, no queremos seguir por más tiempo siendo esclavos de nada ni de nadie!

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