2007/06/26

IZQUIERDA ABERTZALE, SIN APELLIDOS

En los últimos tiempos crecen como hongos las denominaciones en torno a la Izquierda Abertzale, un movimiento político fuertemente arraigado en Euskal Herria, y cuya trayectoria histórica es suficientemente conocida. No obstante, la constatación de que, pese a todos los intentos de destrucción por aplastamiento o asimilación, ésta sigue en pie, hace que diferentes líderes políticos y opinadores se esfuercen en inventar nuevos nombres para la misma (y tozuda) realidad.

Así, el portavoz del PNV, Iñigo Urkullu, se empeña en denominarla "Izquierda radical", intentando de ese modo despojarle de su carácter abertzale (patriota). Insiste una y otra vez en la fórmula, al parecer sin demasiado éxito entre los medios de comunicación. Otros avezados tertulianos, también de la onda jeltzale, se han decantado por la rídicula expresión de "izquierda autonomista", tal vez con el próposito de echarle en cara su propuesta de autonomía a cuatro, recientemente publicitada. No se dan cuenta de que es tal el grado de identificación de que goza con el independentismo, que semejante definición es absolutamente inoperante.Intentar a estas alturas poner en duda la apuesta independentista de la Izquierda Abertzale resulta risible.

Otro de los inventos puestos en circulación es el de "izquierda abertzale oficial", lanzado tras la escisión de Aralar en el llamado proceso Batasuna. En esta ocasión se trata de hacer ver que existe otra izquierda abertzale oficiosa o no oficial, que correspondería al espacio en que se mueve el partido de Patxi Zabaleta y, por extensión, Eusko Alkartasuna. Aceptando que ese grupo se pueda definir como izquierda abertzale, si le place, lo cierto es que nada menos oficial que Batasuna, partido ilegalizado en el Estado español, perseguido hasta la saciedad y con su principal portavoz encarcelado en Martutene.

No queda ahí la cosa, ya que hoy mismo se ha podido escuchar en la radio la expresión "izquierda abertzale histórica", por boca de un conocido tertuliano. Con ello se trataria de distinguir a la izquierda independentista de los años sesenta y setenta, de la de ahora mismo, en un intento de colocar a aquella como la IA buena y a ésta como la IA mala. Ignoro si esa era la intención del proponente, pero conviene resaltar que, sin solución de continuidad, la izquierda abertzale mantiene sus constantes vitales, ideológicas y organizativas, desde, el menos, el año 1958. Es cierto que han habido numerosas divisiones, escisiones y autodisoluciones, pero el tronco central ha continuado siempre adelante, incluso en minoría respecto de grupos originalmente abertzales que han evolucionado hacia otros ideologías, predominantemente de acento marxista y ámbito estatal.

No merece la pena empeñarse más en ejercicio tan estéril. La Izquierda Abertzale ni se oculta ni se disfraza. Intentar edulcorarla con apellidos o fórmulas más o menos ingeniosas tan sólo conduce al ridículo.

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